En la crítica de hoy parto de la premisa, tal vez errónea, de que
en el arte todo es opinable, más aún hoy en día que
la función del arte se vuelve tan difusa. Y sobre esa base traigo al blog un ejemplo de lo que, en mi opinión, es un desaguisado de los artistas.
Para ponernos en situación, el caso se perpetró en
Frías, uno de los pueblos más bonitos de la península y, a la sazón,
la ciudad más pequeña de España (258 habitantes)
Situada a orillas del Ebro, su casco medieval está declarado
conjunto histórico artístico.
Cuenta con
uno de los castillos más espectaculares de España.
Un magnífico
puente medieval.
Unas
casas colgadas sobre la muela de toba calcárea que domina el paisaje.
Calles que evocan su
pasado medieval.
Y hasta un
lavadero donde, antiguamente, se lavaba la ropa en invierno.
Un pueblo espectacular cuya visita es muy aconsejable.
Foto: Alejandro Bergado
En este escenario, y
con motivo del octavo centenario del otorgamiento a Frías de su Fuero (Alfonso VIII en 1202), el ayuntamiento encargó la construcción de una
fuente monumental. El diseño y realización de la fuente corrió a cargo de los artistas Jorge Baldessari y Fernando García.
El resultado fue una fuente cuyo elemento principal es un
muro de hormigón de unos 4 metros de alto.
Dejando de lado la "
originalidad" de las tejas formando cascada, el muro de hormigón se incrusta como un elemento protagonista que
rompe descaradamente con la estética medieval del pueblo, donde la
piedra caliza es el elemento constructivo tradicional predominante.
Y si la
cara A es cuestionable, la
cara B no deja lugar a dudas:
hormigón puro y duro con tres tejas que dejan caer el agua sobre un pequeño pilón.
Ni siguiera una fotografía con cierta intención artística salva la horrible visión del muro de hormigón.
Los artistas
ni siquiera se preocuparon de camuflar los pernos de hierro que refuerzan la estabilidad del muro.
La fuente
no gustó a casi nadie en el pueblo, pero ahí sigue.
Tuve ocasión de hablar con uno de los artistas y me soltó un discurso sobre que el hormigón ya se utilizaba en tiempo de los romanos. Yo le dejé hablar y no quise contestar que los romanos usaban morteros de cal mezclados con ceniza volcánicas, no el
feo y gris cemento portland inventado en 1824. Ni que el cemento no se encuentra en las edificaciones tradicionales del pueblo.
En fin, como decía al principio, en el arte todo es opinable y mi opinión es que,
en este marco medieval, la obra ha sido inoportuna.