Valga esta rima fácil para mostrar hoy en el blog una colección de barandillas que, más que elemento de protección, constituyen un plan de ataque al sentido común.
Empezamos "suave", con un pasamanos de escalera poco afable con los sistemas de prevención contra el fuego. Señores arquitectos, señores técnicos de instalaciones: no viene mal hablar entre ustedes de vez en cuando.
Y pasamos de los efectos de falta de comunicación entre técncios a una falta de reflexión de un solo individuo (sin entrar a indagar sobre su profesión). ¿O tal vez no es un descuido y la intención es que se desgasten solo una parte de los peldaños?
En Santander, en la calle San Celedonio, han puesto una barandilla para proteger a los peatones del tráfico rodado. Pero, tal vez les han protegido demasiado ¿no?
Foto: Shacktale
Foto: Shaktale
Hay urbanistas que demuestran su amor a las barandillas. Amor que, a veces, parece convertirse en obsesión... Si alguno se pregunta qué narices es esto, es la respuesta de un ayuntamiento a la solicitud de una vecina para que hicieran la entrada a su casa "accesible".
Luego está el operario al que lo que le importa es su barandilla, sin reparar en dónde se implanta ni lo que había antes. Independientemente de que vemos como, con este criterio, se fastidia un carril bici, no entiendo muy bien el objetivo de esta barandilla.
Hay quien dice que no se pueden poner puertas al campo. ¿Que no? ¡Qué poca fe tienen en los descerebrados!
Y terminamos con un caso de un tío con pocas ganas de complicarse la vida. Es sí, no sé si ha sido por falta de ganas de trabajar (menudo engorro andar cortando y soldando un tramo de valla para que coincida con el camino) o por puro pasotismo ("¿A mí me van a decir por donde tiene que pasar la gente?")
Una recopilación desenfadada de chapuzas y curiosidades del diseño urbano (e interurbano)
jueves, 23 de noviembre de 2017
martes, 14 de noviembre de 2017
Enlaces de otra dimensión
El mundo de la ingeniería nos deja en ocasiones obras
sorprendentes, tanto en sentido positivo como negativo. Es el caso de algunos enlaces singulares cuyo tamaño y/o complejidad no suelen dejar indiferente a casi
nadie.
Empezamos con el Gate Tower Buildin en Osaka, Japón. ¿Habéis
visto alguna vez un enlace que atraviese un edificio?
Parece ser que no había mucho sitio y se optó por "tirar por la calle de en medio". Bueno, en este caso más bien por "el edificio de en medio".
Cómo no, los yankees, tan amantes de las súper-autopistas, tenían
que tener algún mega-enlace en esta entrada. Hemos escogido el enlace Springfield, en Virginia. Y no, no tiene nada que ver con los Simpson.
También conocido como Mixing Bowl (recipiente de mezcla), enlaza las interestatales 95, 395, y 495 a las afueras de Washingtong D.C.
No dejamos los EEUU y nos vamos a Los Ángeles, donde
encontramos el enlace Judge Harry Pregerson con 5 niveles y 35 metros de
altura.
Los Británicos se meten también en esta pequeña selección
con el enlace Gravelly Hill, en Birmingham.
Los australianos también aportan su granito de arena. El
enlace Bowen Hills se encuentra en Brisbane (Queensland).
martes, 7 de noviembre de 2017
Pasos de creatividad
El reglamento de circulación español no reconoce otro paso de peatones que no sea una serie de bandas paralelas al eje de la calzada, de 50 cm de anchura y espaciadas entre sí 50 cm, no admitiéndose líneas de otros colores que alternen con las blancas, formando un conjunto transversal a la calzada. La mayoría de los reglamentos europeos tienen preceptos similares
NOTA ACLARATORIA: según el reglamento de circulación español, en sentido estricto, estos no son pasos de peatones, porque alternan bandas de otro color
Sin embargo, en ocasiones nos encontramos con pasos de peatones que incumplen estas premisas en aras de una visión más creativa. Por ejemplo, en la publicidad. Seguro que todos reconocéis quien patrocina este paso de cebra en Suiza.
O con fines puramente artísticos. El artista búlgaro Christo Guelov decoró una serie de pasos de cebra en Torrelodones (Madrid).
Mandan los diseño geométricos
Y tiene variedad
De todo un poco
Aunque Guelov decoró bastantes más, todos diferentes, pasemos a otro artistas. En Curitiba, Brasil, se marcaron este paso de peatones a modo de código de barras que servía como publicidad del centro comercial aledaño.
Seguimos con la publicidad. Este otro paso de peatones patrocinaba una peluquería en India.
Y este, que realmente imita el rayado de una cebra, incluye publicidad sobre el turismo de naturaleza en Sudáfrica.
Dejando la publicidad y volviendo al arte, en San José de Costa Rica encontramos esta manzana teñida con los colores de la bandera de la ciudad.
Y terminamos en Islandia donde aúna arte y funcionalidad. El efecto tridimensional de este paso de cebra tiene por objeto engañar a los conductores para que reduzcan la velocidad.
NOTA ACLARATORIA: según el reglamento de circulación español, en sentido estricto, estos no son pasos de peatones, porque alternan bandas de otro color
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