Hoy traigo una pequeña muestra de paradas de autobús, cuando menos, mal pensadas.
La primera está en Soria, en la Calle Nicolás Rabal, junto al Parque de La Alameda de Cervantes.
Sí, sí, habéis visto bien, justo encima del paso de peatones. Con un par.
La segunda es un ejemplo de cómo "cercar" una parada de autobús: a un lado la calzada, por detrás el carril bici y para apretarla un poco más, se aprovecha el más mínimo hueco para meter una plaza de aparcamiento. Sí, el coche está bien aparcado en una plaza legal. No se ha subid a la acera.
Para ver que en todas partes cuecen habas, el siguiente ejemplo es de Roma, donde vemos que el espacio de espera para los viajeros, aparte de estar rodeado por calzadas a uno y otro lado, es claramente insuficiente e inseguro.
Y para no ser siempre tan negativo, traigamos un ejemplo de las cosas bien hechas. Esta es una parada de autobuses interurbanos en Arroyomolinos (Madrid). Bien resuelta, aunque no sobra espacio, supongo que bajo criterios del Consorcio de Transportes de Madrid, una entidad que, en general, hace las cosas bien y convendría que editara unos cuantos manuales de diseño en relación a la integración del transporte en el espacio urbano.
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