Hoy repetimos un tema inagotable a la hora de ilustrar chapuzas urbanas: la accesibilidad universal. Empezamos con una rampa precedida de dos peldaños, no vaya a ser que alguien con silla de ruedas o empujando un carrito de bebé se anime a utilizarla. No quiero pensar qué pasaría si alguien en silla de ruedas se encuentra esta "chapu-sorpresa" bajando al final de la rampa ¿Cómo da la vuelta?
Aquí tenemos más de lo mismo, pero en esta ocasión con un solo peldaño. Vamos "mejorando".
¿Y si le damos la vuelta? Pongamos los peldaños al final de la rampa, y tendremos una variación de las anteriores.
Bueno, ya está bien. No más rampas con escalones. Escaleras por un lado y rampas por otro. ¡Pero melón, no los pongas tan cerca!
Aquí otro arquitecto iluminado que sí, ha hecho una rampa sin obstáculos ¡porque la propia rampa es el obstáculo! Es complicada de subir incluso a pie.
Y terminamos con lo que se podría denominar un ejercicio de marketing sin sustento del producto, o en castizo, un "vamos-no-fastidies".
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