Empezamos con un banco fuera de escala. Seguramente, la primera vez hace gracia, pero me imagino que tener que subir a pulso para descansar a la larga puede resultar disuasorio.

Seguimos con un modelo que se ha adquirido cierta popularidad y se puede ver en diversas ciudades: el banco-libro.

Hay distintas versiones sobre este tema.

Con forma más tradicional, pero con cierta originalidad, tenemos el banco-lápices-de-colores.

O el banco-palos-de-polo.

Y terminamos con uno al que podríamos llamar "ríete si quieres, pero yo me siento". ¿Original? sin duda. ¿De mal gusto? Dependerá de la sensibilidad de cada uno.

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