miércoles, 14 de febrero de 2018

Yo voy soñando aceras

Decía el poeta:

La tarde más se oscurece;
y el camino que serpea
y débilmente blanquea
se enturbia y desaparece


Sirva esta evocación al genial Machado para traer hoy al blog, no caminos, sino aceras que "se enturbian" y desaparecen. Hechos arropados, en muchas ocasiones, por una cultura de falta de consideración hacia el peatón.

Empezamos en Burgos, en la Calle San Francisco, donde 3 plazas de aparcamiento parecen ser más importantes que la continuidad peatonal


Tal vez haya que preguntar al urbanista responsable: ¿y cómo se suponen que llegan los conductores a los coches allí aparcados? No le deis más vueltas, los conductores suben al coche por el lado de la calzada. Los acompañantes/pasajeros ya se buscarán la vida.

En Arenys de Mar (Barcelona), la Carrer de la Platja de Cassà discurre junto a la línea de ferrocarril. En un momento dado, y sin un motivo que se atisbe a simple vista, los espacios ferroviarios se ensanchan y la valla del ferrocarril se come la estrecha acera que viene desde la estación. Y, por si algún valiente tenía la intención de seguir por la acera, la siembran de obstáculos.


En Madrid tampoco son raras las aceras que, de repente, desaparecen. Casi siempre a favor del automóvil. Como en esta calle del barrio de Fuencarral.


En la capital de España parece que no es necesario que la acera se estreche por sí sola. Si el urbanista previó aceras suficientemente anchas,  ya se encargan algunos de estrecharla. Esta vez en favor de la actividad comercial.


La situación se repite en otras localidades de la Comunidad de Madrid, como Algete. Aquí un ejemplo de la Ronda de la Constitución, una de las vías arteriales del casco urbano algeteño.



Vamos ahora a Soria, en la calle Nicolás Rabal, junto al Parque Alameda de Cervantes. Extraña mezcla de diseño urbano: aceras y calzada al mismo nivel (¡bien!); pero con una cuneta separando ambos espacios (¿?); un pavimento en la cazada muy estético pero absolutamente irregular (¡mal!); y finamente, una acera que se desvanece


Pero los que se llevan la palma haciendo desaparecer aceras son los gallegos. Podríamos decir que son unos auténticos magos de la anti-accesibilidad.

Empezamos en Santiago de Compostela, en la Rúa do Lindero, donde no se andan con disimulos de reducir la sección de la acera poco a poco. Nada de medias tintas: si nos importa un pimiento el peatón ¿para qué andar con titubeos?

Foto: Xoan A. Soler

Seguimos en Cambre, en un cruce que no tiene desperdicio, ni para el peatón (que es quien nos ocupa) ni para el automóvil. El cruce de Volta das Carrozas, donde confluyen, en pleno centro urbano, la carretera procedente de O Temple (CP-1706) con la que se encamina hacia Sigrás (AC-214), es un punto negro de la localidad gallega. En lo que concierne al peatón, nos imaginamos por qué.


Y terminamos en Cee, donde el tejado de una casa se come por completo la acera. ¿Alguien da más?

Foto: J. Carlos Torrero






3 comentarios:

  1. La ultima foto donde es exactamente? Porque existen varios "Cea" en España.

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  2. Era una errata. La foto es de Cee. Gracias por el aviso.

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  3. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

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